-La tristeza, la alegría, la rabia, el amor....cualquier sentimiento se vive de forma diferente por cada uno de nosotros, por lo tanto no podemos saber como lo siente otra persona.
-Las mismas palabras no hieren igual dichas a un niño, a un joven o a un adulto.
-Sufrir por lo que puedan estar sufriendo otros es un sufrimiento inútil porque no alivia dolor, sólo suma.... aunque a veces sea inevitable.
Y si todo eso no fuera suficiente....¿cómo puede ayudarse a quien lo necesita si nosotros mismos necesitamos que nos ayuden?
Hace unos días me ayudó mi hija para hacer la cama y al terminar puso los cojines y me preguntó: ¿sabes que te falta para que esté perfecta?
¿qué? pregunté yo.
Un oso de peluche.
Eso me hizo pensar que nunca nadie me ha regalado un oso o cualquier otro peluche, y me quedé pensando lo equivocados que andan todos los que creen que soy lo que aparento.
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